REVISTA TRANSPORTE Y LOGÍSTICA - 06/03/2017
Editorial.
La "Vuelta a casa en globo".
El señor del Moral se cree Felipe II.
Los daños colaterales de ningunear a Francia y Alemania.
Toda la estrategia de los transportistas españoles desde hace dos décadas de conseguir la vuelta a casa tiene todos los visos de haber encontrado gracias a la jugada del Ministerio de Fomento el enojo y la oposición de los países más importante y centrales de Europa. Nos va a pasar factura el oponernos a Francia y Alemania. Un expediente limpio es una exigencia para aparecer merecedores de un cambio. Si defendemos a los incumplidores no nos van a dar más margen. ¿Cómo vamos a pedir flexibilidad ante los franceses cuando no somos diplomáticos con ellos?
La denominada vuelta a casa es que los camiones vuelvan a sus bases españolas con algún margen mayor para poder retornar y no tener que quedarse a hacer los descansos en Europa, dejando tirados a los conductores españoles en áreas de servicio de Francia, Alemania e Inglaterra, y ahora ni eso ya que hay que hacer el descanso en hoteles, gracias a otra política de reírnos de los franceses. Hace 20 años en los Congresos de Alicante se empezó este arduo trabajo ahora una política advenediza se lo va a cargar.
La vuelta a casa, que es volver en doce días como los autobuses, depende precisamente de los países centrales de Europa, del Benelux, Francia y Alemania, que tendrían que dar el plácet a un cambio en el reglamento del tacógrafo digital y de los tiempos de conducción y descanso, el 561, para permitir que los camiones españoles y de los países periféricos como también pueden ser Polonia, Rumanía o Portugal, vuelvan a casa en cuatro días más que el resto de camiones europeos.
El trabajo y encaje de bolillos que han hecho durante mucho tiempo algunas personalidades del mundo del transporte corre el riesgo de irse al garete por la posición de superioridad del Director General de Transportes Terrestres, Joaquín del Moral y su equipo, con Francia, algo que precisamente los franceses no perdonan.
Joaquín del Moral y el Ministerio de Fomento español se han creído en posesión de la verdad y de todas las virtudes del transporte europeo como para desdeñar cualquier interlocución con los países de la Alianza por la Carretera que ha visto coordinarse a los nueve países más importantes de Europa, salvo Reino Unido, que ya no cuenta para nada.
El hecho de que Francia, Alemania, Bélgica, Italia, Austria, Luxemburgo y hasta Noruega o Suecia se hayan aliado para intentar poner orden en el transporte por carretera interno ha sido despreciado olímpicamente por España como si el señor del Moral fuese Felipe II todavía y en nuestro imperio no se pusiera el sol. Como si nuestras naves y galeones fueran los señores de la carretera en Europa y nuestras banderas ondeasen en Flandes.
Así las cosas, dependiendo sobre todo del plácet de Francia, nos hemos presentado ante ellos como poseedores de todas las virtudes para reñirles porque han puesto el salario mínimo para los conductores en Francia.
Parece ser que, por así decirlo, nos hemos estado poniendo estupendos con ellos riñéndoles porque se han atrevido a poner este salario mínimo sin consultarnos.
El hecho es que como decía Sancho Panza a don Quijote, puede que no tengan la razón pero ahora son más los malos que los buenos y se han unido entre ellos, y si ya Francia tenía suficiente peso como para bloquear la iniciativa de la vuelta a casa ya no digamos aliada con Alemania, Austria, Bélgica, nos queda muy poquito donde agarrarnos siendo la segunda potencia en transporte internacional en Europa, siendo un país que aspira a pasar a Italia y convertirse en el tercer país sin el Reino Unido, de la UE, hemos elegido por suerte y gracia del señor del Moral, oponernos frontalmente a la Alianza. Más que a Felipe II parece al Conde Duque de Olivares que victoria tras victoria llevó a España al ocaso del imperio.
Hemos despreciado ir a las reuniones incluso de observador y todavía nos las damos de tener toda la razón. Y todavía del Moral dice que "ha aprovechado" para reñir al francés en su última visita a España. Glorioso. Por qué no le amenaza con la Armada Invencible, igual le mete más miedo.
Así las cosas, a los ojos de los expertos españoles, parece que la vuelta a casa que hemos intentado lograr durante 20 años, se verá rechazada si no llegamos a avenirnos con los franceses en participar de sus intereses aunque sea para controlar mínimamente la competencia en Europa.
Nuestra posición es aún mucho más ridícula por cuanto los transportistas de internacional, todos, ya pagan el salario mínimo que exigen los franceses, es decir, no somos unos parias, no somos unos delincuentes y con un pequeño esfuerzo lo podríamos incorporar a nuestros convenios y colaborar con los franceses.
Como no lo estamos haciendo, los franceses han logrado que nos multen por no hacer el descanso en cabina en un hotel, cuando es el extendido de 45 horas.
A fuerza de multas de 700 euros, ya están disuadiendo de parar en Francia para hacer el descanso en todos los casos. Pero es que cada vez estos nueve países exigen más papeleo y más datos para hacer cabotaje y para entrar en el país.
Así las cosas, nuestra postura solo puede hacernos recordar la postura de un país que ya dejó de ser imperio hace mucho tiempo pero que todavía se cree con ínfulas para reclamar las Filipinas o Cuba.
El sr. del Moral corre para lograr el honor de tirar por la borda 20 años de trabajo.
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