REVISTA TRANSPORTE Y LOGÍSTICA - 24/02/2017 
El exceso de peso se dispara.
Ya no son 44, son 45 o 46 toneladas.
Hablar de 44 dispara el abuso.
El airear que se pueden aprobar las 44 toneladas, o que estas son inevitables, o que los transportistas lo contemplan, está llevando a que ya las 44 toneladas se den por una realidad legal, que aumenta el margen de abuso según los transportistas. Se pasa de las 44 a las 46 de exceso de peso con grave riesgo para todos. La alarma crece entre los frigoríficos.
La situación es muy grave por cuanto ya no son esas 4 toneladas más, un 20% más de la carga útil, que no se cobran y que pone en riesgo a todo en mundo en la carretera. Sino que se está tomando en el transporte frigorífico como que se ha levantado la veda para poner 4, 5 o 6 toneladas más.
Los transportistas de frigorífico que en esta campaña están siendo sometidos a una presión importante en sus precios, están viendo cómo además, el abuso sobre los tonelajes cargados está creciendo.
La alarma crece porque los cargadores con descaro ya no solo cargan 44 toneladas, sino más. Un transportista de Murcia habla de que lo que deja de facturar en cada envío con sobrepeso es unos 260 euros. Eso sin contar con los sobrecostes por un exceso de combustibles, neumáticos, más las averías que se producen en el vehículo con el tiempo, suelos, suspensiones, ejes…
Según este transportista, eso le repercute en unos 1.000 euros al mes por vehículo, lo que son unos 12.000 euros por camión al año.
La situación es de confusión total tras desvelarse primero que algunas asociaciones de transportistas como la CETM contemplaban como inevitables las 44 toneladas, y que después AECOC, se sumase al carro y con tono desenfado dijese que cualquier acuerdo con los transportistas, y no se sabe qué darían a cambio, pasa por las 44 toneladas.
Se ha abierto así la veda de las 44 toneladas y más en el transporte.
Algunas asociaciones de frigoríficos se resignan a que se legisle, pero intentando que solo fuesen 44 toneladas, es decir, teniendo en cuenta la tara del camión.
Sin embargo, los transportistas están indignados con el abuso al que se ven sometidos, uno más dentro de la implícita esclavitud dentro de la que trabajan, alegan. "Fijándoles los precios los cargadores cuando y como quieren, teniendo que cargar y cargar los conductores sin que eso se compute como tiempo de trabajo del conductor, es decir, como tiempos de conducción".
Los transportistas claman para que se instalen dispositivos que permitan que se pare el camión si va con sobrepeso.
Instalar dispositivos que cuestan bien poco para que un camión sobrecargado no arranque, como pasa con la falta de Adblue.
A pie de empresas de transporte se indica que cuando un camión sale de los muelles con esas toneladas de más están en un ¡ay!, por si pasa algún accidente. No se podrá reclamar entonces, ni a las compañías de seguros, ni a los fabricantes de camiones, ni a los de semirremolques si cede alguna parte de la estructura.
Todo son gastos. Además, algunos de los modelos de camiones, hoy en día muy ajustados para sus consumos, si tienen que tirar de más toneladas disparan sus consumos. Todo esto es "música celestial para el cargador que no quiere saber nada de ello", dice un transportista. Pero el transportista tiene que tragar con ello sin rechistar.
Los abusos, como ya se ha narrado en este medio, llegan también a que algún fabricante de semirremolques, los haga más largos, de 10 a 15 centímetros, para poder llevar 34 europalets, aunque sean ilegales, aunque estén fuera de medida, parece que las cosas se han extendido como para que los transportistas se vean obligados a pedir ese tipo de semirremolques porque se los exigen los cargadores porque ya son utilizados por otros transportistas.
Los transportistas claman porque las asociaciones que los representan no los representan en absoluto, están dominadas por empresas de cisternas como que no tienen el mismo problema.
Claman porque las empresas de cisternas no tienen el mismo problema de sobrecargas, donde sobrecargar cisternas de productos químicos está muy penado y vigilado. En el mundo de la automoción, las lonas tampoco se arriesgan a sobrecargas graves.
Pero en el mundo salvaje del frigorífico, cargar de más es un deporte en ascenso.
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