REVISTA TRANSCAMION - 10/09/2018
El opaco asunto tras las licencias del taxi.
El multibillonario negocio de las tarjetas de transporte está multiplicado por 6 ceros.
Colau, Ábalos, Pastor, De la Serna y Del Moral se lo disputaban.
¿Quién las dio en el Ministerio?, ¿quién las siguió dando?, y ¿quién se va a lucrar de este fenómeno del negocio?
Retirado de lujo de la DGMM a la Renfe a la DG del ROSCO.
Poca gente sabe lo que hay detrás de la guerra del taxi en la Administración. Nada menos que la guerra por poseer la llave del grifo de tarjetas de transporte que valen miles de millones de euros. Solo Cabify dicen que podría valer para Uber 2 billones de euros, con b es decir 2.000 millones de euros. Esta es la clave del cese del anterior director general de transporte Joaquín del Moral. Del Moral iba a ser destinado a la dirección general de la marina mercante pero ahora irá a Renfe a la DG de la sociedad de alquiler Rosco.
Según declaraciones filtradas propias de Joaquín del Moral el motivo del cese contundente del ultimo Director General de Trasportes Terrestres se debió a que él interpuso una demanda contra el Ayuntamiento de Barcelona por invadir las competencias del Ministerio de Fomento en este caso de las licencias, es decir, de las tarjetas de transporte VTC de los Taxis. Parece ser que esta acción suya chocó frontalmente con la política del nuevo ministro Ábalos. Quiso que Colau la alcaldesa de Barcelona no controlase la validez de las tarjetas que él y su ministerio habían dado en los últimos 6 años.
En esto del transporte de carretera, escándalos y pelotazos con las tarjetas de transporte conocemos bastantes.
En primer lugar, ha habido los escándalos de aquellos que obtenían tarjetas de "extrangis" por el método de que alguien en el Ministerio de Fomento las duplicaba. Célebre fue aquel escándalo que le costó al Secretario General de Transporte, Manolo Panadero, una discusión con el ministro Borrell, que le echó la culpa.
Aquel escándalo originó en la Subdirección General de Transporte por Pedro Martínez Aguilera que era el subdirector y que apareció vinculado con unas gestorías que dicen que en combinación con el Ministerio habían reproducido 19.000 tarjetas de transporte de mercancías duplicadas. Aquello acabó en los tribunales y el escándalo fue mayúsculo, Pedro Martínez Aguilera uno de los principales implicados, falleció al poco tiempo y por otro lado, al parecer, los ficheros del ministerio, que mantenían el censo de tarjetas y el rastro de cómo se numeraban y cuántas había, parecieron desaparecer.
Aun así, el escándalo mantuvo en vilo al personal de la Dirección General de Transportes Terrestres mientras que estuvo encausado en los tribunales.
Después con la liberalización llegó otro pelotazo que fue el de conocer con antelación, en el año 91, que las tarjetas de transporte se iban a liberalizar, cosa que fue aprovechada por muchos para que al liberalizarse las de flotas y no las de autónomos dividir las que tenían en las flotas en miniempresas de dos, uno o tres camiones.
Célebres fueron los pelotazos de aquellos que tenían 50, 100 ó 300, tarjetas y lograron fraccionar 300 con su reventa que por aquel entonces superaba los 3 millones de pesetas cada una. Unos 20.000 euros de ahora.
En esto de las tarjetas de transporte siempre ha habido trapicheo, pero hay que decir que en el transporte de mercancías siempre ha sido menor, casi de pobretones, ya que las asociaciones de transporte se conforman con que el Ministerio les de 3 o 4 millones de euros al año para que puedan mantener así sus plantillas de formación y poco más.
En el Ministerio de Fomento, como hemos explicado muchas veces, la cuestión mollar donde había tajada era en las licencias de transporte de viajeros en autobús, en este caso, por así decirlo, tarjetas que daban pie a poder explotar lineas de transporte de viajeros en exclusiva sin competencia de nadie más.
Una bicoca que el Ministerio de Fomento siempre ha defendido ante Europa de forma desmelenada como si fuera la honra. La honra no se sabe pero si la donación de cuantiosas cantidades de dinero, no se sabe si a titulo político o personal, siempre se ha rumoreado por parte de aquellos adjudicatarios de algunas importantes lineas de transporte de viajeros.
De otra forma, no se pueden explicar los grandísimos pelotazos de empresas familiares desde Continental Auto hasta La Sepulvedana, pasando por Auto Res que fueron aprovechadas magníficamente por personajes tan bondadosos como Florentino Pérez que con la compraventa de alguno de estos grupos lograron plusvalías de 300 o 400 millones de euros. Tan generoso y agradecido fue el bueno de Florentino que a cambio mantuvo a herederos de Continental Auto como a Agustín Batuecas en el consejo de administración de la mismísima constructora ACS.
PERO VINO UBER Y MULTIPLICÓ POR BILLONES EL NEGOCIO
Pero si los transportistas por carretera pugnan por 1 o 2 millones de euros de nada y los de viajeros se mueven ya en una cifra cien veces mayor, esto del taxi promete ser el pelotazo no de la década sino del siglo.
Aquí estamos hablado de que empresas como Uber, Lyft o la española Cabify que cotizan en bolsa algunas de ellas con valoraciones de más de 80 billones $, es decir 80.000 millones de dolares se juegan el negocio en España.
Y el negocio en España depende de las tarjetas de transporte de taxi llamadas VTC, tarjetas que, cuyos tramites administrativos no cuestan más de 100 euros, sin embargo pueden representar el mayor pelotazo cuando las compre Uber, Lyft o cualquier empresa semejante como las chinas.
Entre ellas pueden estar hasta Google que puede necesitar estas tarjetas de transporte para sus taxis autónomos de Wymo.
Es decir, que en España para entrar esas empresas necesitan comprar estas tarjetas, tarjetas que curiosamente en la ultima década ha estado dando el Ministerio a diestro y siniestro abriendo el grifo y la espita de pedirlas con el simple relleno de formularios, el pago de unas tasas exiguas y el cumplimiento de una normativa.
Así, parece ser que se han entregado mas de 30.000 tarjetas que ahora tienen todas las bendiciones y que para recuperarlas el Estado debería expropiar a sus propietarios.
Aquí entra el bueno del Moral que detrás de Juan Miguel Sánchez, es el director general que ha estado otorgando estas tarjetas.
Silenciosamente, un chorro de tarjeterio y ahora trae el problema.
En cuanto a la señora Ada Colau, Alcaldesa de Barcelona, ha querido ponerles algunas limitaciones a los que tiene tarjetas VTC para operar en Barcelona, el señor del Moral, sin encomendarse, ni a Dios ni al Diablo, y ni al parecer su Ministro de Fomento, ni a todo su aparato jurídico le puso una demanda en defensa, claro está, de los pobrecitos señores que han acumulado esas 30.000 licencias, listo para vendérselas al Uber de turno y pegar el extremadamente positivo, para ellos claro, pelotazisimo, no sufrieran.
Aquí se ve que el señor del Moral estaba metido en la defensa de la legalidad de las tarjetas VTC y de sus especuladores, más que en hacerle la puñeta a los transportistas y su célebre vuelta a casa y la internacionalización de sus flotas.
De todas formas, y en lo que se refiere al transporte por carretera pesados no de pasajeros, sino de mercancías, el señor del Moral se ha marchado, le han cesado con el dudoso honor de haber estado defendiendo a los deslocalizados, deslocalizadores y externalizadores del transporte español por carretera.
Como se ve un hombre de hazañas, de grandes ambiciones con gran visión de futuro, de inversión en su carrera profesional.
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